La perfección mata, la sabiduría comete un error cada día

La felicidad está en las cosas que no planeas, en las que no ves venir.

sábado, 30 de julio de 2011

Bueno aquí mi última entrada hasta finales de Agosto que acabo de llegar a la playita y necesito vacaciones así que el ordenador se va a quedar encerrado en un armario, sí, da penita, pero tendrá que prescindir de mi unas semanitas:)


Os dejo con este texto de la serie Anatomía de Grey que me encantó cuando lo leí.
La verdad es dura, la verdad es incómoda y a menudo la verdad duele. La gente dice que quiere saber la verdad, pero ¿es cierto? La verdad es dolorosa, en el fondo no queremos conocerla, sobre todo cuando sabemos que nos afectará. A veces decimos la verdad porque es lo único que podemos ofrecer. A veces la decimos porque necesitamos decirla en voz alta para poder oírla, otras veces la contamos porque no podemos aguantarnos y otras la contamos porque a alguien le debemos al menos eso.

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Y para terminar, gracias a Lilian de http://cientounviajeshistoria.blogspot.com/ por su premio pepinero jaja


Tengo que contestar a estas preguntas:

-Si pudieras elegir vivir dentro de una película, ¿cuál elegirías?
Uhmm pues nosé, creo que en cualquiera de las que haya hecho Orlando Bloom, sí estoy enamorada de ese tío desde que tenía unos 10 años jaja.

-¿Qué hacías la última vez que tus acompañantes te rogaron que abortaras con esa situación?
Puff jajaja creo que estaba gritando como una loca por la calle, algo típico en mí, pero sin locuras, ¿qué vida vivimos?

-¿Qué cosas absurdas o extravagantes te gustaría coleccionar?
emms nunca me ha llamado la atención eso de coleccionar cosas, bueno mas que llamarme la atención, nunca he sido buena, pierdo todo lo que acaba en mi habitación, así que sería misión imposible hacerlo jajaja.

-Que tipo de ropa usas: slips o boxer, bragas o culottes o tangas?
Pff pues creo que de todo jajaja no tengo reparos.


-¿En qué momento del sueño te despertaste y te jodió tanto que intentaste volver a dormir y seguir soñando?
Todas las veces que me acuerdo del sueño que he tenido.


Bueno, pues esto es todo, me voi ya ha disfrutar del mesecito que me queda.
Un beso^^

Capítulo 7: LADRONES

miércoles, 20 de julio de 2011

Llego a casa a las 5 de la madrugara, trastabillando un poco con mis propios pies y riéndome de tonterías sin importancia. Tras varios intentos consigo meter la llave en la cerradura y entrar en casa. Dejo los zapatos en la entrada y me encamino hacia las escaleras, pero antes de llegar veo una sombra tumbada en el sofá. No me lo puedo creer. Es Jeremy que sigue picado por nuestra conversación y ha decidido dormir en el sofá. Será infantil… Pues que se joda, más cómoda dormiré yo. Enfadada subo a mi cuarto y me tiro con ropa en la cama, sin ganas de hacer nada más. Yo no quería hacerle daño, pero joder era mi opinión. En fin, me encantaría seguir cavilando sobre mis fracasos con mis propios amigos, pero el techo no deja de darme vueltas, así que aun vestida me meto entre las sábanas y dejo que el sueño venga a por mí y se lleve este horrible mareo con él. Pero se me olvida recordar que las mañanas son mucho peor.


-No puede ser, Kayla levanta tu asqueroso culo de la cama y baja a bajo, ¿te parece bonito abandonar a tu invitada? Me he encontrado con dos desconocidos que han sido mucho más amables que tú- abro medianamente los ojos pero el dolor de cabeza es insufrible así que vuelvo a cerrarlos, pero un proyectil lanzado por Sophie me da en plena cara. Es un cojín- No me hagas ir a sacarte de ahí jovencita.- Pone la voz que pondría una madre intentando levantar a su hija.


-Uhmmm... Soph no molestes, llevo un resacón del quince- mi voz suena pastosa y mi garganta está más seca que un maldito desierto. Incorporándome delicadamente en la cama, cojo la botella de agua y la vacío de un trago.


-Si sabías que venía, no tendrías que haberte ido de fiesta.


-Necesidad pura y dura.


-Ya claro- se queda unos segundos mirándome fijamente y empieza a reírse en mi cara- metete en la ducha, das pena. Te espero abajo desayunando.


Asiento y hago lo que me dice. El agua fría me quita todo el malestar de encima, menos el dolor de cabeza, este ni siquiera con aspirinas. Cuando estoy medianamente presentable, bajo a bajo para encontrarme con un despliegue enorme en mi salón. Tres portátiles esparcidos por la mesa, miles de papeles amontonados y cables por todos los lados. Me quedo atónita pensando que me he equivocado de casa, pero no, juro que esta es la mía. Mirando para todos los lados voy hasta la cocina y me sirvo un vaso de café. En el salón están los tres reunidos mirando algo. Me acerco a ellos e intento ver que les tiene tan concentrados, pero sus cabezas me tapan.


-¿Qué estamos haciendo?- pregunto tirándome en uno de los sillones de cuero beige y frotándome las sienes con fuerza.


-Estamos mirando los archivos de la policía que ha traído Sophie, tan solo son los nombres de los funcionarios que trabajan allí, pero nos conviene- dice Ethan sin si quiera mirarme.


-Gracias por contar conmigo en el plan- sí, me ha sentado como el culo.


-Estabas demasiado ocupada durmiendo después de tu borrachera- Jeremy me mira con odio, aún enfadado, joder, si que se lo ha tomado enserio.


-¿Qué son todos estos cables?- digo haciendo caso omiso de su comentario.


-He pasado a mi piso a por algunas cosas, ya sabes, mi especialidad son los ordenadores, se me dan tan bien como mal se me da la lucha. Con esto pretendo controlar el soporte informático de la comisaria, poder acceder a sus claves y ficheros, solo necesito que me conectéis a ellos, es decir, trabajo desde dentro.


-Ajá- dice Sophie sonriendo a Jeremy de acuerdo con su exposición del tema- y ahí es donde entras tu Kail.


-Veo que ya tenéis un plan montado- puede que suene infantil, pero jode ver cómo han podido montarlo todo sin mí.


-Oh vamos Kayla, esto es solo rutinario, era de lógica.


-Ya bueno- paso de seguir con el tema- ¿Cómo vamos a hacer el trabajo desde dentro? Para eso necesitaríamos tener acceso a sus ordenadores.


-Sí, bueno, ahí está la calve, necesitamos falsificar dos placas de policía para poder entrar en la comisaria y una orden para poder acceder a sus bases de datos.


-Es decir- digo sonriéndole a Sophie- hacer tu trabajo.


-Ajá, va a haber que disfrazarse- la idea me entusiasma pero a la vez me aterroriza, nosotros no somos actores, somos ladrones.


-Está bien- digo levantándome del sofá y acercándome a mi pantalla plana ahora mismo conectada a los tres ordenadores- ¿Jeremy puedes falsificar tu las placas?


-Si claro- dice mostrando su superioridad- está chupado, solo necesita las fotos, e introduciros en los archivos de la policía para que aparezcáis en sus datos por si a alguien se le ocurre husmear.


-Kayla tu entrarás con Ethan, os haréis pasar por agentes de asuntos internos, tienen poder frente a los comisarios e inspectores de cualquier comisaría, no os pondrán pegas- Sophie se acerca a mi lado y coge un mando de la mesa, tocando un botón aparece la foto de un hombre de unos cincuenta y tantos años- Este es Richard Forx, es el comisario de Santa Ana, es con él con quien tendréis que tratar.


-Espera Soph, ¿esperas que entre yo? Joder tu eres la experta en esto.- es absurdo, completamente absurdo.


-Me encantaría, pero hace unos años tuve un pequeño roce con Forx, nada sin importancia, le robe una pequeña pieza de su inmensa colección, no creo que se haya olvidado de mi.


-Joder, mierda, Soph que yo no sé hacer nada de eso.


-No te preocupes, Jeremy nos ha traído unos auriculares, son tan pequeños que apenas pueden detectarse y tienen un radio de alcance de kilómetros, con solo susurrar me oirás perfectamente, tu solo sigue mis instrucciones y listo.


-Ya tenemos auriculares, los de la agencia.

-Estos son mil veces mejor- dice Jeremy herido ante la falta de reconocimiento por su trabajo- son más pequeños y más eficaces.

Asiento sin más y me concentro en la foto de Forx, parece un hombre amable, pero ese hijo de puta está ayudando a que encierren a Ray, no sentiré pena en robarle unos pequeños papeles sin importancia.


-¿Para cuándo podrás tener las placas?


-En cuanto me deis las fotos.


-Está bien- digo acercándome a mi cartera y sacando una foto de carnet- ¿Servirá esto?


-Sí, perfecto.


Dejo a Jeremy haciendo su trabajo y voy a la cocina a por un bollito de chocolate, la tripa me ruge sin piedad.


-Está bien chicos- les digo con la boca llena y desde la cocina- empezaremos mañana, no quiero esperar a que pillen a Ray, a primera hora Ethan y yo iremos a la comisaria, vosotros esperad fuera por si hay problemas.


-Cielo si sigues mis instrucciones al pie de la letra no habrá problemas, mis planes nunca fallan.


-Ya Sophie, pero hablas conmigo, una ladrona no una puta estafadora, sin ofender- me mira sonriente apenas molesta por mi comentario.- Jeremy necesito que consigas micrófonos, quiero ponerlos en el despacho de Forx, puede que ahí encontremos más pistas, igual los ficheros no sirven.


Este asiente y me da a entender que los tendrá en seguida, la verdad es que es un hacha con toda la tecnología, yo no le llego ni a la suela de los zapatos, pero es incapaz de patearle el culo a nadie.


-Tenemos otro problema- me señalo de arriba abajo- Se supone que tengo que parecer una inspectora de asuntos internos, no jodáis, si ni siquiera aparento la edad que tengo.


-Un poco de maquillaje, un traje a media, unos tacones y lista-Sophie y sus looks- no tendrás problemas, la clave está en escoger los colores apropiados y el pelo controlado.


Le miro con cara de pocos amigos ante su expresión calculadora, sé en que está pensando, y no me gustaría estar en sus manos, llamarme rara, pero odio sentirme como un conejillo de indias.


-Voy a salir a comprarte un traje cielo, tu solo relájate, mis manos son mágicas.- Dice mientras sale por la puerta y se pone a canturrear una canción contoneándose en sus altos zapatos de tacón, mostrando todas sus curvas con un traje demasiado ceñido. Al girarme veo como tanto Jeremy como Ethan se han quedado mirando el culo de Soph, en fin, hombres, tan patéticos y predecibles como siempre.


Al cabo de unas dos o tres horas Sophie vuelve cargada de bolsas. Intento esconderme, pero por muy grande que parezca mi piso, no hay muchos sitios donde esconderse.


-¡Kail ya estoy aquí!- grita desde la entrada- ¡Ve a tu habitación que ahora subiré yo!


Dios no por favor. A regañadientes salgo de mi pésimo escondite en el cuarto de baño y me siento en la cama con las piernas cruzadas esperando mi muerte a manos de una estafadora de primer grado. Los minutos que tarda en venir me “amiga” se hacen eternos, las manos empiezan a sudarme y el cuerpo entero a temblar. Es curioso, no me importa lanzarme desde una azotea con un arnés y una cuerda para entrar a robar en un edificio altamente vigilado, pero me asusta ser el juguete de Soph.


-Ya estoy, a ver- suspirando y apresurada tira todas las bolsas en la cama, enterrándome con ellas- bien, sal de ahí abajo y siéntate en el borde de la cama. He comprado varios conjuntos para ver cuál te queda mejor, vas a sentirte como una modelo ehh- lo dice como si fuese algo bueno.


-Soph, por tu bien, deja de hablar y haz esto rápido.


-Vale, vale, no muerdas.


Después de dos horas termino con las pruebas de maquillaje, todo para acabar con una sombra blanca y negra bien difuminada, perfilador negro, una base y los labios intensamente pintados de rojos, algo que yo habría podido hacer en media hora, paso a las de vestuario, horrible, es la única manera de describirlo, tengo que probarme como treinta conjuntos diferentes aunque a la vez todos intensamente parecidos. Finalmente Soph se maravilla con un traje de falda negra de tubo un palmo casi más arriba de las rodillas, una camisa blanca de cuello redondeado, una americana a juego con la falda de manga tres cuartos con la vuelta de color blanco y unos zapatos de tacón, bastante más altos de lo que nunca he llevado con la puntera un poco abierta mostrando la uña de mi dedo gordo pintada de negro. Tengo que reconocerlo, cuando me miro en el espejo casi ni me reconozco, por fin aparento más de la edad que tengo al contrario que de costumbre, parezco una alta ejecutiva segura de sí misma y de lo que está haciendo. Mal que me pese, Sophie es una diosa.


-Dios mío, es increíble- no hay más palabras en el diccionario de Kayla que puedan describir lo que pienso.


-Eh chicas está Ray ab…- Ethan se queda boquiabierto en la puerta y me mira de arriba abajo sin cortarse un pelo- Dios santo, ¿Kayla? Pero si casi no pareces tu- aun con la boca abierta se gira hacia Sophie y sonríe- eres un artista.


-Lo sé- dice está orgullosa de nuestras reacciones y guiñándole un ojo.- ¿Qué querías?


-Ah si, claro, Raily ha venido, está abajo y quiere veros.


-¿Ray?- Sophie se ríe muy animada- esto se pone interesante.


Anatomía de Grey.

martes, 12 de julio de 2011

Hace dos siglos Benjamín Franklin reveló al mundo el secreto de su éxito, nunca dejes para mañana, dijo, lo que puedas hacer hoy. El descubrió la electricidad, la gente debería prestar atención a las cosas que dijo, no se porque siempre posponemos todo pero si tuviera que adivinarlo diría que tiene mucho que ver con el miedo, el miedo al fracaso, el miedo al dolor, el miedo al rechazo. A veces es miedo a tomar una decisión, porque y si te equivocas y si cometes un error sin solución. Sea lo que sea lo que nos da miedo, una cosa es cierta: cuando el dolor de no hacer algo es más insoportable que el miedo a hacerlo es como si cargáramos con un tumor gigante.

El pájaro mas rápido atrapará al gusano, una decisión a tiempo salvará vidas. Quien duda esta perdido, no podemos fingir que no nos lo dijeron, todos hemos odio los proverbios, a los filósofos, a nuestros abuelos advirtiéndonos sobre el tiempo perdido, hemos oído los poetas malditos instándonos a vivir el momento, aunque a veces debemos escucharnos a nosotros mismos. Debemos cometer nuestros propios errores, debemos aprender nuestras propias lecciones, debemos dejar las posibilidades de hoy bajo la alfombra del mañana hasta que no podamos mas, hasta que comprendamos por fin lo que Benjamín Franklin quería decir, que es mejor saber que preguntarse, que despertar es mejor que dormir y que fracasar o cometer un error enorme es mucho mejor que no haberlo intentado.

LADRONES: Capítulo 6

sábado, 2 de julio de 2011

-Lleva ahí tirada más de tres horas- dice una voz bastante familiar, pero el dolor de cabeza es demasiado intenso como para ponerme a pensar en ella- creo que deberíamos despertarla.
¿Despertarla? ¿Se referirá a mí? Espero que no, porque de solo pensar en abrir los ojos me pongo enferma. Siento el repiqueteo constante del latir de la sangre en mi sien, insistente, señalándome cruelmente el dolor de cabeza que amenaza con partirme en dos.
-No sé yo, se le ve tan tranquila, tan inocente…- La persona que acaba de hablar provoca un ligero escalofrío en mi espalda, su voz grave y gutural, pero a la vez suave y armoniosa es inconfundible para mí, provocándome sentimientos contradictorios, pero me concentro en el más notorio, el odio, es Ethan, que supongo, estará hablando con Jeremy, y discuten la posibilidad de despertarme o no, por su bien, será mejor que me dejen donde estoy, no soy precisamente un angelito recién levantada.- ojalá fuera así siempre, Dios, parece que nunca se cansa de demostrar lo fuerte, valiente y dura que es, debe ser agotador.
-Es Kayla- este es Jeremy, su voz me arropa, disminuyendo los oscuros sentimientos que Ethan había provocado en mi interior, haciéndome sentir segura y en casa- No intenta demostrar lo buena que es, simplemente es así, creció sintiendo que tenía que superarse y es lo que hace.
-La conoces muy bien, vosotros dos…- Ethan no puede terminar la frase ya que la risa de Jeremy le corta.
-No estamos juntos ni nada por el estilo si es lo que pensabas, K es demasiado especial para eso, no creo que nunca jamás pueda estar en serio con alguien- sigue riéndose mientras habla.
-¿Por qué?
-No creo que haya nadie en el mundo especialmente para ella, K necesita libertad necesita que le dejen volar sola, odia las ataduras.
-Vaya- Ethan se queda callado unos segundos y luego sigue- es diferente.
-Vaya si lo es, es especial, nunca para de sorprenderte, es única.- mientras habla se acerca a mí despacio, se arrodilla a mi lado y empieza a acariciarme el pelo. Finalmente acaba dándome un beso en la frente y marchándose de mi lado. Uno de los dos se dirige a la cocina y el otro al piso de arriba, dejándome sola, tirada en el sofá, con mis pensamientos volando veloces por mi cabeza, interponiéndose unos entre otros, sin dejarme pensar con claridad. Me quedo un rato ahí tumbada, con los ojos cerrados fingiendo dormir, intentando ordenar mi mente, escuchando el ajetreo de la casa, sin ganas de intervenir en el. El tema de Ray me preocupa bastante, hasta ahora pensaba que era intocable, nunca me hubiese imaginado que alguien pudiera estar investigándole, esto ha tenido que ser un chivatazo, alguien tiene que estar detrás de esto y voy a averiguarlo, y cuando tenga el nombre me encargaré personalmente de que ese cabronazo/a no vuelva a caminar. Nadie toca a mi familia y menos acudiendo a la policía, si quieres algo, haz tu mismo el trabajo sucio.
Cuando mi espalda empieza a quejarse de la mala postura en la que estoy, me levanto bruscamente provocándome un ligero mareo y que mi vista se nuble intensamente. Una vez me recompongo voy hacia la cocina a por una aspirina para intentar amainar el intenso dolor de cabeza.
-Un poco tarde para levantarse ¿no crees?
Me giro asustada y veo a Ethan que estaba escondido detrás de la nevera.
-¿Qué hora es?
-Las siete de la tarde.
-Joder, he dormido demasiado- tendré que empezar mañana con la preparación del tema de Ray, vaya mierda, este no es un tema que debiera esperar.- ¿Dónde está Jeremy?
-En el piso de arriba, pero no sé exactamente donde, no es que tengamos una comunicación excelente, parece que no le caigo muy bien.
-¿De veras? No sé porque no me sorprende.- Me mira enfadado pero como si se lo tomase como un juego, odio esa actitud de dejadez y de pasotismo.
-Acabarás loquita por mi- dice mientras me guiña un ojo- dices odiarme pero en el fondo te odias a ti misma por no poder hacerlo, tengo algo que llama tu atención, algo que no tiene ningún otro tío al que hayas conocido y eso te atrae de manera frustrante ya que querrías odiarme.- lo dice como si fuese lo más obvio del mundo y poniendo esa sonrisa sintiéndose superior, juro que tengo unas ganas locas de arrearle un buen puñetazo en la cara y romperle todos esos perfectos dientes- no intentes disimular- prosigue- lo leo en tus ojos, eres como un libro abierto, vas de dura y de perdona vidas, pero en el fondo eres una monja, incapaz de hacer daño a nadie.
No es que sea una persona muy paciente, pero suelo aguantarme las ganas de matar a alguien, pero Ethan me supera. Le sonrío coquetamente, acercándome despacio a él, cuando estamos a unos pocos centímetros el uno del otro, tanto que su aliento me roza la cara, me pongo de puntillas acercando mis labios a su oreja.
-Sabes, todo el mundo tiene derecho a ser gilipollas, pero tú estás abusando del privilegio- y cuando termino le meto un rodillazo en la entrepierna, haciendo que se doble sobre sí mismo y caiga de rodillas lloriqueando de dolor.- La próxima vez que quieras hacerte el interesante conmigo piensa muy bien en las consecuencias, no querría mancharme las manos de sangre con alguien como tú.- le guiño el ojo sonriente, feliz y relajada tras nuestra “interesante” conversación y subo al piso de arriba, dejando a un dolorido Ethan arrodillado en la cocina, con cara de sufrimiento. Adorable.
Subo las escaleras y veo a Jeremy que está en el estudio leyendo un libro, pero desde aquí no llego a adivinar cuál es. Está tan concentrado en su lectura que ni siquiera se percata de que me acerco a él. Cuando estoy justo detrás suyo le rodeo los hombros con los brazos y leo en voz alta los últimos versos del libro que está leyendo que pertenecen al soliloquio de Segismundo en la obra de la vida es sueño de Calderón de la Barca
-¿Qué es la vida? Un frenesí. ¿Qué es la vida? Una ilusión, una sombra una ficción, y el mayor bien es pequeño, que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.- mientras recito el último verso él se gira y me mira sonriendo con los ojos, esos ojos grises tan profundos- no sabía que te gustase la poesía- le digo mientras me siento en otra silla y apoyo los pies en el escritorio.
-No eres la única que tiene secretos K- me guiña un ojo y se levanta a dejar el libro en la estantería de madera que hay detrás suyo.- No sabía que te gustase a ti.
-¿A mí?- me río con ganas ante semejante ocurrencia- odio la poesía, es aburrida y sin sentido, un montón de palabras cultas mezcladas de cualquier forma, y a eso le llaman arte. Si tengo esos libros es porque a Raily le parece interesante que culturice mis estanterías.
-La poesía Es arte, no están mezcladas de cualquier forma, están puestas en un orden preciso, creando armonías exquisitas, rebelando los sentimientos más escondidos del alma, expresan los pensamientos de los autores que pintan ante tus ojos su propio mundo con palabras tan exactas que eres capaz de visualizar aquello que te están diciendo sin problemas, eres capaz de ver su sociedad como si la tuvieses delante de tus narices, sintiendo las penas y alegrías, los amores y desamores del autor en carne propia- para unos segundos para inclinarse hacia adelante, apoyando los codos en las rodillas, mirándome intensamente, con sus ojos brillantes de emoción.- Es lo más preciso y bello que el ser humano a creado jamás.
Su emoción es tal que me da pena no ser capaz de entender la poesía como él lo hace, parece tan convencido de sus palabras, pero no me caracterizo por mi lenguaje culto y refinado y mucho menos por mi delicadeza.
-Oh venga ya, todos los poetas son una panda de tíos aburridos y deprimidos porque eran unos negados en el “amor” y se dedicaban a llorarle a un trozo de papel. Llámame insensible, pero soy incapaz de ver esos sentimientos y todas esas tonterías que has dicho, la poesía está hecha para pringaos deprimidos también que no tienen nada que hacer salvo leer esa sarda de estupideces para poder sentirse identificados con su sufrimiento.- conforme las palabras van saliendo de mi boca me arrepiento profundamente, sus ojos se vuelven más oscuros y su boca se convierte en una pequeña línea blanca, pero Dios, soy incapaz de mantener mi bocaza cerrada soy demasiado impulsiva.
-Perdóname por no ser un tío duro e insensible que reniega de cualquier sentimiento porque es mejor engañarse a si mismo incapaz de afrontar sus problemas de cara, escondiendo sus sentimientos por miedo a que le hagan daño.
-¿Lo dices por mí?- Esta conversación está empezando a cabrearme.
-No, lo digo porque sí, no te jode.- Se levanta mientras me grita estas palabras a la cara y se va del estudio dando un portazo, dejándome boquiabierta y con la palabra en la boca. Definitivamente hoy no es mi día. Me froto las sienes con los dedos, irritada. Saco el teléfono móvil y marco el número de Sophie, necesito un poco de acción para liberarme.
-Que pasa Kail- dice una voz cantarina tras el auricular- cuantísimo tiempo sin noticias tuyas, debe ser algo importante.
-Creo que sí que lo es, necesito tu ayuda urgente.
-¿Vale como excusa decirte que estoy tremendamente ocupada?- pregunta inocente ya conocedora de la respuesta.
-Nop, necesito que mañana muevas tu precioso culo hasta mi apartamento, tengo un trabajito para ti.
-Que interesante suenas cariño, está bien, cuéntame de que se trata está vez, y más te vale que no sea ninguna tontería, si dejé la asociación es porque quería acción- intenta mostrar un tono aburrido, pero se lee perfectamente su emoción.
-Oh, bueno, no sé si será demasiado interesante para ti el tener que infiltrarse en una comisaria, acceder a su base de datos y a todos sus casos para averiguar quién es el cabrón que intenta meter a Ray en la cárcel- sonrío felizmente, sé que le va a encantar.
-¿En una comisaria? Oh Dios Mío, ¿Qué coño ha hecho Ray para que le estén investigando?
-Nada, creemos que es un chivatazo.
-Muy inteligente por el que lo haya dado, y que huevos tiene que tener para haberse metido con él.
-Ajá, te espero mañana a las diez de la mañana Soph, no me falles.
-Allí estaré.
Sin ninguna falsa despedida, ambas colgamos el teléfono.
Me encamino a mi habitación a vestirme para salir por la noche. Necesito una copa, o más de una.


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