La perfección mata, la sabiduría comete un error cada día

Capítulo 3: Ladrones

miércoles, 1 de junio de 2011

Dios, he pasado la peor semana de mi vida, con la carpeta de mi asignado en la mesilla del cuarto, sin tener narices para abrirla, pensando que si no sé quién es no existe. Los días se me han agotado, hoy tendré que conocerle. Tengo la información en mi mano, así que, dándole un gran trago a mi café con leche abro la carpeta amarilla. ¡No puede ser, esto tiene que ser una jodida broma! ¿Matt? ¿Matt es mi compañero? Oh Dios mío, me quiero morir, es el tío con el que ligué en el bar la semana pasada. Empiezo a leer toda su información, dándome cuenta de que su verdadero nombre es Ethan Cryff, de veintidós años, con una carrera increíble, aunque nunca podría superarme, pero es de los buenos, de los mejores.
Recojo medianamente la cocina para quitarle un poco de trabajo a Nana y subo corriendo a la ducha, como me despiste llegaré tarde, la reunión de hoy no es en el cuartel, es fuera de la ciudad, en una de las cabañas secretas de Ray, donde debía estar hasta ahora Ethan. Cuando salgo de la ducha me hago una trenza un tanto desecha a un lado y me visto con unos pantalones pitillos negros y una camiseta ancha del grupo Nirvana. Meto en la mochila todas mis armas y la carpeta con la información de Matt… digo Ethan, pero mi Glock nueve milímetros la ajusto en mi cinturón del pantalón y salgo con el coche en la dirección que me han enviado al Iphon.
Llego al cabo de una hora de conducción, y tras pasar todos los controles de seguridad de adentro en un pequeño patio perfectamente cuidado. Hay un caminito de piedra bordeado por una fina hierba de un verde muy intenso. Al fondo hay una pequeña cabaña de madera de aspecto nuevo. Me acerco a ella desganada y llamo a la puerta. Me abre Arnau, el guardaespaldas personal de Ray.
-Pasa princesa, te esperábamos- Dice mi jefe desde el fondo, suena divertido.
Paso a la sala que me indica Arnau. Se ve oscura, con las paredes pintadas de un color granate más oscuro de la media y con todos los muebles de color caoba y negros. Doy un vistazo rápido a la habitación para detectar puntos débiles. Hay dos hombres detrás e las puertas, cuatro cámaras de video vigilancia, una en cada esquina de la habitación. Ray lleva su pistola metida dentro del cinturón, lo aprendí de él, y un cuchillo en el tobillo.
Ambos están sentados en dos cómodos sofás de cuero, Raily fumando mientras Ethan pone cara de desagrado ante el humo que le llega.
Sin dejar de observar la habitación me acerco a la mesa donde Ray ha dejado el tabaco, le robo un cigarro y me lo enciendo con mi mechero. Le doy una larga calada y centro mi atención en Ethan.
-A sí que Matt ¿No?- Digo mirándole fijamente.
-Rose...- dice con una pícara sonrisa.
Nuestras miradas se entrecruzan, una ferviente lucha, verde contra azul. Su expresión es curiosa y calculadora, la mía fría y amenazadora.
-¿Tú sabías quien era verdad?- pregunto amenazadora- en el bar digo…
Su sonrisa se ensancha.
-Sí- se encoje de hombros como si fuese lo más normal del mundo.
-Eres un gilipollas.
-Y tú una inconsciente.
Cuando estoy a punto de abalanzarme sobre él, Ray apoya una mano en mi hombro.
-¿Os conocíais?- pregunta curioso. La tensión carga el ambiente. Todos mis músculos están preparados para atacar. Me siento vacía sin mis armas, pero por seguridad tuve que dejarlas en la entrada.
-Más o menos- Responde Ethan- tuvimos una… profunda conversación hace una semana.
-Interesante, me ahorráis un valiosísimo tiempo- dice agitando la mano pesadamente- marchaos tengo cosas que hacer.
-¿Y la misión Ray?
-Últimamente estoy generoso, tenéis una semana para conoceros a fondo, intentaré tener tu piso listo para cuando empecéis el trabajo, mientras tanto Kay te dejará acomodarte en su casa.
Gruño en mi interior, odio a este tío y ahora mismo a Ray. Salimos en silencio de la cabaña y de la finca, con lo que consigo recuperar mis armas. Él con una sonrisa triunfal en la cara, yo malhumorada hasta la médula.
-Supongo que tendré que llevarte a casa ¿No?
-No- se gira y me mira con expresión interesante- creo recordar donde vives, y mi moto está aquí- dice señalando a una preciosa Harly Davinson del 68, en color negro y plata. Uauu, me quedo boquiabierta pero intento recuperar pronto la expresión indiferente.
-Está bien, sígueme… si puedes- Y con esto, voy corriendo a mi coche y salgo a toda velocidad por la autopista.

4 comentarios:

º-Xhexenia|-º dijo...

wOOO me encanta este par! tan Intensooo y peligrOsOOo!! de seguro su relacion va ha ser muy Intensa!! ... dificil... pero llena de sarcasmO y siversiOn!! me encanta tu historia.. siempre al pendiente por el capII!!

excelent!! todo va estupendOOo..

SuthYourMouth dijo...

Jajaja van a tener lios ya tengo pensadas muchas cosas jajaja!

Charlie dijo...

jajaja genialllll!!! creo q me voy a divertir muchooooo!!! ;)

Cali dijo...

Mola, pero se me hacen cortos!!! jejeje

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