La perfección mata, la sabiduría comete un error cada día

El y ella

miércoles, 27 de abril de 2011

Ella se pierde entre las calles. Él la busca sin cesar. Un juego, dirían, el juego de amor más bonito de la historia. Ella se esconde en la oscuridad, avanza como si estuviese en una pista de baile. Él corre con el corazón latiéndole con fuerza. Y sin saber como a ocurrido, ambos se encuentran en la noche, oscuridad, sombras, ruidos. Él. Ella. El amor más bonito del mundo, se abrazan, se besan, se miran, sonríen.

Él se pierde cada vez más a cada trago de wiski que da. Ella se derrumba sin poder evitarl el dolor. Él observa el fondo del vaso, no recuerda cuantas horas lleva sentado en la misma barra del mismo bar, no recuerda como pudo llegar a ese punto, el punto, de no saber cuantos tragos a tomado. Ella sale a la terraza dejando que la luna seuqe sus lágrimas, y con manos temblorosas se enciende un cigarrillo, el fin de todo aquello que había llegado a construir, le da la primera calada, sonríe, le da otra y otra y sigue sonriendo, cuando casi se ha consumido, lo tira al vacío y entra en la casa, para volver a tirarse en el sofá y llorar en silencio, sin entender como ha podido llegar a sa situación.
Él, ella, un amor como nunca ha habido.
Él, ella, una caida sin consuelo...



Son historias, en cada ciudad, en cada mente, en cada corazón hay una luz, hay un lado oscuro...
Demasiado miedo hay, difícil es encontrar quien te sepa amar sin prejuicios el y ella, cada paso en falso te destroza el corazón arma blanca soy yo hoy me vienes a buscar

martes, 26 de abril de 2011

*Fui solo un cuento para ti.

*Hoy vas a sonreir, hoy toca ser feliz

*¿Vale realmente la pena perder la memoria?

Capítulo 3

Como siempre llego tarde, mi despertador es muy poca cosa para mí. Después de haberme vestido con unos sencillos vaqueros pitillos, una camiseta verde de boxeador y mis convers blancas, voy corriendo al baño. Mi pelo, como de costumbre últimamente esta perdido así que no hago más que retocarme la coleta con la que dormí anoche.
Salgo de casa con la mochila a cuestas, cuando me alejo lo suficiente de ella tiro la manzana que todas las mañanas pone mi padre para desayunar en una papelera cercana y cojo el autobús en dirección al instituto. Dios, hoy no va a ser un día normal, hoy todas las miradas van a estar pegadas en mí. Yo quería pasar desapercibida desde que me cambié hará un par demeses atrás, no tengo amigos en esta nueva ciudad y sinceramente no es algo que me apene, en el instituto la gente no sabe ni que existo pero hoy... Joder, después de haberme cortado la mano, roto un cristal y desmayado en la enfermería, con la consecuencia de que tuvieron que sacarme en camilla delante de todo el mundo, no es algo que se pueda esconder fácilmente.
Cuando bajo del autobús y entro en el edificio mis peores temores están delante mío. He conseguido que todas las miradas se posasen en mi. Los cuchicheos van en aumento y las preguntas quedan en el aire. A lo lejos veo como Mario se acerca con una sonrisa de oreja a oreja.

-Hey Kat, ¿qué tal estás?- No porfavor, ¡DÉJAME! le grito a nadie en particular. Cuando se acerca me mira la mano vendada y vuelve a sonreir. Me jode ser tan puta, pero lo que menos necesito ahora es alguien encima todo el rato.

-¿Por qué no te vas con tus amigos y me dejas en paz? porque me hayas llevado a la enfermería no significa que tu y yo seamos íntimos, a mi me da igual lo que te pase a ti y a ti te da igual quien sea yo ¿vale?, así que hazme un favor y pírate.
Veo como mis palabras le han dolido, y con el orgullo que caracteriza a todos los hombres alza la cabeza y se va. Pero una última mirada a sus ojos verdes me demuestran todo lo que sienten.

Muy biuen Kat, acabas de despachar a la única persona que se ha preocupado por ti en mucho tiempo, tienes premio. Además, no solo le has herido, sino que le has dejado en ridículo delante de todo el mundo. Con un sentimiento de culpa inosoportable agacho la cabeza y me dirigo a la primera clase de la mañana, y para mi desgracia es arte, es decir, la comparto con Mario.
Me dirigo aun con la cabeza gacha a mi caballete y me siento con cuidado en el pequeño taburete enfrente del cuadro que estoy haciendo. Noto como todas las miradas están fijas en mi, pero la única que me quema de verdad, la única que duele como si me estuviesen traspasando con espadas es la de unos intensísimos ojos verdes. El profesor entra y por fin puedo volver a respirar tranquila, cada uno centra la atención en su cuadro y juro que nunca había estado tan concentrada en el trazo de las líneas del dibujo. Cojo el pincel mas fino que tengo y untándolo en óleo negro empiezo a trazar el contorno del torso de la mujer que estoy pintando. Sin duda, esta es mi asignatura favorita, poder dejar llevar mi imaginación tan alto como quiera y plasmar mis pensamientos en un lienzo, relajar mi cuerpo con cada trazo del pincel, sentir que solo estoy yo en el mundo y que los problemas no existen. Con movimientos lentos y precisos voy terminando los últimos detalles del cuadro y para cuando suena el timbre del final de la clase, el cuadro ya está acabado. Antes de poder levantarme para salir, Don Andrés se acerca a mi y estudia con interés el cuadro. Veo como su entrecejo se frunce y me mira curioso.

-Que cuadro tan.. extraño- su mirada esta clavada en la mía- es hermosom un trazado espectacular, pero es un tanto intrigante, es... ¿Tiene algún significado especial?
Me encojo de hombros con indiferencia y me fijo en el cuadro. En el se puede ver a una chica tumbada en una tabla con un bonito vestido negro que le llega hasta las rodillas, unas sandalias negras sencillas. Su piel es extremadamente blanca y sus labios, pintados de rosa palo, carecen de movimiento. Sé perfectamente quien es la chica del cuadro, sé perfectamente que es lo que e dibujado. Es ella, Elly, la última imagen que tuve de ella antes de ser enterrada.

-No lo sé- digo- lo he hecho sin pensar.
-¿Es alguien conocido?

-Si, era mi mejor amiga.
Mis palabras le sobresaltan y me mira con una nueva curiosidad.

-Valla, lo siento.

-No lo sientes, no te importa, así que dejalo. ¿Puedo irme ya?

-Si, vete.

Sin mirar atrás, recojo la mochila del suelo y salgo de la clase. Como me a entretenido llego tarde a la siguiente clase, así que tengo que correr por los pasillos. Cuando giro la esquina donde está el aula donde doy música, me choco con alguien cayéndome de nuevo al suelo. Joder, parece que esto va a ser costumbre. Me aparto el pelo de la cara y me levanto recogiendo las cosas que se me han caido al suelo.

-Lo siento, no quería molestarte.

Oh tierra trágame. No podria a ver sido otro ¿no? Definitivamente el destino me odia. Esos ojos verdes me miran con acusación, con odio, como si fuese la peor persona del mundo.

-Yo.. no pasa nada, ha sido un accidente.

-¿Debe ser horrible tener que chocarte todos los días conmigo no? Apuesto a que desearías que me hubiese muerto más de una vez.
Puñetazo directamente al estómago. Sus palabras son crueles y destilan veneno, mucho veneno. Duele, sé que fui yo quien le trató mal, pero jode ver como la única persona que te a ayudado te mira con asco.

-No digas eso- dogo mirando fijamente el suelo.

-Oh venga ya, no te hagas la inocente ahora, ya lo has dejado muy claro esta mañana. ¿Sabes? Vas de víctima y de mosquita muerta por la vida pero en realidad eres una puta egoista. Te aprovechas de la gente cuando te sientes mal, cuando estás dévil, pero luego les das la patada como si fuesen trapos viejos que hay que tirar a la basura. No dejas que nadie se preocupe por ti, no dejas entrar a nadie en tu vida, solo les muestras lo indefensa que eres para que se preocupen por ti, pero en el momento de la verdad te encierras en ti misma dándoles un portazo en toda la cara. Pensaba que eras diferente a las demás de por aquí, que tenías un buen corazón y que te podría ayudar, pero ahora me doy cuenta, después de lo de esta mañana, que lo único que quieres hacer es llamar la atención de todo el mundo, para tener a miles de personas fijándose en cada paso que das. Eres peor que todas las adolescentes malcriadas que conozco.

Sus palabras me dejan voquiabierta y noto como las lágrimas acuden a mis ojos, sé que no voy a poder pararlas así que me giro rápidamente y salgo corriendo. Me voi fuera del instituto, no se hacia donde, solo se que necesito aire fresco, necesito respirar y poder quitarme este peso enorme que llevo en el pecho. Eso a dolido, y mucho, ha dejado abierta una nueva herida en mi corazón.

Capítulo 2

Aunque esperaba que el agua caliente relajase mis músculos, la verdad es que aún sigo con los nervios a flor de piel.
Cuando salgo de la ducha oigo el movimiento que hay en el piso de abajo, mis padres ya han llegado. Me encierro en mi cuarto con el disco de Melendi a todo volumen "Hoy es el día de la melancolemia, de ahogar tus penas en quintos de cerveza..." Cierro los ojos y suspiro, dejando que la música calme mi cuerpo de la manera que no a podido el agua. A veces, cuando estás mal, cuando sientes que todo va al revés de como te gustaría que fuera, cuando el mundo entero está contra ti y no encuentras la manera para sonreír, y te pones música encerrada en tu cuarto, sientes como tu espíritu se eleva, porque no es cualquier música, escoges meticulosamente aquella que está acorde con tu estado de ánimo, y sientes como si algo creciese dentro de ti, porque por una vez piensas que no estas realmente solo, que hay alguien que sufre igual que tu, que no eres el único al que le pasan desgracias y aunque pueda parecer mezquino, el hecho de sentir que alguien está sufriendo como nosotros, nos libera un poco el corazón, y nos da ese poquito de alegría que nos falta para poder levantarnos de la cama y poder decir que seguimos vivos. Con estos pensamientos y sin darme cuenta, me quedo dormida.
Me levanto horas más tarde, sobresaltada con el corazón latiéndome con fuerza. Las pesadillas de esta noche han sido más reales que nunca. Tengo la camiseta básica con la que me he acostado pegada al cuerpo debido al sudor. El pelo revuelto me cubre parte de la cara y los hombros, enredado en una maraña de color castaño. Cierro los ojos y comienzo a relajarme, las manos aún me tiemblan y las lágrimas siguen recorrindo velozmente mi rostro sin tener ni idea de como pararlas esta vez. El dolor en el pecho cada día es mayor y más profundo, no puedo soportar esta agonía. Cada paso que doy me lleva a la mente todos aquellos recuerdos de los que intento desesperadamente escapar sin éxito alguno. Me levanto de la cama tirando las sabanas empapadas al suelo. Me hago una coleta alta para apartarme el pelo de la cara y cogiendo el paquete de tabaco del cajón de la mesilla y un mechero, salgo de puntillas al jardín. El aire fresco de la madrugada es como un báslsamo para mi estrés, lentamente cierro los ojos y dejo que ña brisilla recorra mi cuerpo llevándose lejos los malos recuerdos. Con una media sonrisa me siento en el banco de piedra que está al lado del seto que da con la casa de los becinos y me enciendo un cigarrillo. El sonido del papel quemándose a cada calada que doy es lo único que se oye en esta silenciosa noche y el humo del cigarro impregna todo aquello que esta a mi al rededor. Sí, sé que es un mal vicio, pero no me preocupa lo más mínimo mi salud en estos momentos y mis padres prefieren esto que no otras cosas. Es tan agradable estar aquí fuera, la luna esta llena hoy y es precioso ver como ilumina todo el cielo nocturno, dejando ver toda su magnificencia, demostrando que ella es la más hermosa. Elly y yo solíamos quedarnos despiertas las noches de luna llena contemplando su hermosura y pidiendole todos nuestros deseos, esperando que alguna vez se cumpliese alguno de ellos. Elly.. cuanto la hecho demenos, volver a pensar en ella hace que las lágrimas vuelvan a mis ojos inundándolos y resvalando por mis pálidas mejillas. Es tan injusto, nada de esto tendría que haber pasado, es todo culpa mía, y lo peor de todo, es que este error es de esos que ya no puedes remediar, es de esos que no tienen vuelta atrás.
-Dios Elly.. yo... losiento de verdad, te echo tanto demenos, quiero que vuelvas a mi lado, tu y yo, me prometiste que iba a ser para siempre, me prometiste que nunca me dejarias sola y tu..- un profundo sollozo sale de mi garganta- no has cumplido tu promesa.
Sé que Elly no está y ya no puede escucharme, pero a veces es mejor engañarse a uno mismo que afrontar una realidad a la que no estamos preparados. Con un suspiro de resignación entro otra vez en casa y me acuesto en la cama, esperando poder terminar la noche sin pesadillas.

Capítulo 1

"¿Dónde están los buenos amigos que nunca se iban a ir, los bes..."
-Ay.- Grito en la dirección del imbécil que me a empujado tirándome el ipod al suelo y que, como siempre, ni se ha dado cuenta de que me ha golpeado.
Sigo andando por los pasillos del instituto comprobando que el ipod sigue vivo. Vuelvo a poner la canción de la fuga que estaba escuchando y sigo a la marea de adolescentes que se dirigen a las clases e primera hora.
Entro en el aula 3 y enseguida Don Ramón, mi profesor de filosofía, empieza a explicarnos las teorías sistemáticas de la verdad. Me tapo el auricular derecho con el pelo y me abandono a al quebrada voz del cantante de extremoduro con la canción de standby. Cierro los ojos y me alejo de aquí, dejando que mis pensamientos vuelen con ella. Mi amiga, mi mejor amiga mejor dicho, auqella que me abandonó hace dos meses. Se fue, dejándome sola y vacía, pero viva. Tan solo ella fue la que recibió el castigo de nuestros pecados y eso me mata por dentro. Las pesadillas gritando su nombren no amainan.
Los ojos empiezan a llenárseme de lágrimas, no puedo aguantarlo más, y ganándome por primera vez en todo lo que llevo en este instituto las miradas de mis compañeros, salgo corriendo de clase en dirección al baño. Me miro al espejo y me doy asco. Mi pelo castaño ha perdido todo el brillo y la forma de antaño, pareciendo ahora un triste estropajo. Mis ojos grises están rojos e hinchados, enmarcados por profundas ojeras. ¿Desde cuando me he perdido tanto? ¿Qué coño he hecho? No puedo aguantar más el odio que siento, así que, con todas las fuerzas que me quedan, suelto un puñetazo al espejo a la altura de mi cabeza.
El dolor es instantáneo. Noto como la sangre recorre velozmente mis dedos y van a caer al lavabo. El espejo se ha fragmentado en cinco trozos grandes y cientos pequeños, varios de los cuales se han quedado pegados a mi herida. Sí, así es como me siento, rota por dentro. El dolor es tan agudo que tengo que cerrar los ojos y apretar los dientes con fuerza. Abro la puerta del baño para ir a la enfermería. No veo al chico que me tira al suelo hasta que vuelvo a abrir los ojos.
-Perdona, no te había visto.- Dice Mario Escriche, un chico bastante mono. Lo conozco porque coincidimos en un par de clases. Pero no es el típico chico-mono-popular.
Al ir a darle la mano para levantarme se pone pálido.
-¿Qu..Qué te ha pasado?
-Un mal golpe.- Digo un poco áspera.
-Si tu lo dices- me mira interrogante, pero no hace más preguntas- ven, te llevo a la enfermería, eres nueva ¿No?
Su pregunta me cabrea ¡Joder no soy tan invisible!
-No, llevo un par de meses aquí.
-Ah bueno, pues yo soy Mario.- Me dice con una amplia sonrisa que lo hace parecer aún más mono.
-Lo sé, vamos juntos a algunas clases.- Sé que estoy siendo un poco arisca, pero que queréis, con una mano sangrando una no tiene mucho tiempo para sonar divertida.
-Eh, si ya... jejeje.- Se ha puesto tan rojo que se parece a los tomates que me obliga mi madre a cenar todas las noches. Me río por dentro, pero no soy capaz de expresar esa risa.
Me levanto poniendo mucho cuidado de no apoyar en ningún lado la mano derecha. Aunque no sea excesiva la sangre que me sale, empiezo a marearme. Siempre he sido muy sensible a su olor. Mario me agarra de la cintura y me lleva a la odiada enfermería. No puedo evitar ponerme nerviosa, hacía tanto que no iba, desde que ella se fue... Igual me estoy volviendo un poco loca, puede ser, no lo sé. lo que sí puedo asegurar es que las paredes blancas, la camilla con la sabana verde y los instrumentos médicos me ponen los pelos de punta. En lo más profundo de mi cabeza oigo su voz "Solo tenemos que sonreír y hacer que no pasa nada, no podemos dejar que nos lleven al médico Kat" No puedo dejar que lo hagan. Sé que Mario me está hablando, pero yo no le hago caso. Cierro los ojos y empiezo a relajar los nervios. Mis manos tiemblan tanto que son incapaces de sostener nada. Mario se percata de mi estado de ánimo y me sienta en la camilla, apoyando su mano sobre mi hombro.
Entra le enfermera vestida con su horrible bata blanca y sus zuecos a juego, los recuerdos vienen a mi con tanta intensidad que es como si los estuviese volviendo a vivir. Ella sonriendo y llamándome para que baile, ella gritando en la calle, ella en el baño diciéndome que todo saldría bien, ella metida en una caja de madera, apunto de ser enterrada. Mi cabeza no puede aguantar tanta presión, tanto dolor, así que con un sonoro clik, por lomenos perceptible para mis odios se apaga, dejándome sumida en la más absoluta oscuridad.

Fui solo un cuento para ti...

miércoles, 20 de abril de 2011

Hace tiempo alguien me preguntó que por qué dolía querer, por qué la palabra amor iba seguida de un largo e intenso sufrimiento, al principio no supe que contestar y le di la razón, era algo tan inexplicable como cierto, pero parandome a pensar me di cuenta de que aunque en muchas ocasiones ese amor sea correspondido, a la larga acabará en dolor, y lo peor de todo esque las heridas del corazón son las más difíciles e sanar, cuando nos enamoramos estamos deseando ver a esa persona, mirarla a los ojos y sentir que nuestro a mor está correspondido, deseamos agarrarle de la mano por la calle y alzar la cabeza para que todo el mundo se entere de que te pertenece y que estás enamorado/a, deseamos que nos acaricieen y nos digan en todo momento cuan importnate somos para ellos, rogamos al cielo que nunca se separe de nuestro lado, y somos felices al descubrir que todo cuanto deseamos lo tenemos a nuestro alcance, pero cuando un buen día le miramos a los ojos y descubrimos que todo el amor que hay en ellos no es para nosotros, cuando intentamos aggarrarle de la mano pero esta está demasiado lejos como para alcanzarla, cuando aquellas caricias ya no son para nosotros y sus palabraas sean las mismas que le pueda dedicar a un mísero peatón, somos capaces de oir el chasquido de nuestro corazón al romperse en mil pedazos, nos invaden las ganas de llorar y no somos capaces de reaccionar devidamente, sentimos como se nos viene el mundo encima y no encontramos la salida, y aunque intentamos superar ese bache, el dolor se incrementa más y más al sentir como tú te estás muriendo por dentro y como esa persona es capaz de sonreir todos los días sin ningún tipo de problemas, cuando sales a la calle te sientes pequeño y tienes miedo, porque aunque pueda haber pasado tiempo, tu corazón sigue esparcido por el suelo esperando a que alguien pegue los pedazos sueltos, y finalmente llega el día en que nos artamos y levantamos la cabeza intentando aparentar una serenidad que estamos muy lejos de conseguir, salimos con nuestros amigos y a todos les deleitamos con una amplia sonrisa que para nada sentimos de verdad y en esos momentos pensamos que igual no es tan difícil ser feliz, que solo se necesita un poco de compañía, pero el problema es cuando llegas a tu casa y te ves solo de nuevo, en ese momento, nos hemos perdido del todo, lloramos, gritamos y suplicamos que el dolor de nuestro pecho se apague de una vez, pero nadie nos escucha y si lo hacen, no son capaces de tal milagro. Pero aunque cueste creerlo, un buen día os levantareis de la cama, os mirareis al espejo y os dareís cuenta de que habeís ganado la batalla, eres capaz de llenar tus pulmones sin ninguna punzada de dolor, eres capaz de sonreir porque lo sientas de verdad, puede que no me creaís, pero sé que es verdad porque pude comprobarlo, y aunque las lágrimas de una persona sean imposibles de secar, si somos capaces de devolverlas al lugar de donde salieron y encerrarlas para siempre.

Hoy vas a sonreir, hoy toca ser feliz.

viernes, 15 de abril de 2011

Hace tiempo escuché en una película que cierta persona aprendió a reír llorando, y supe entenderlo.
Todos sabemos hacerlo. O al menos eso creo. Porque en muchas ocasiones tenemos ganas de llorar y lo único que sabemos hacer es mostrar o regalar una sonrisa, que en realidad, está lejos de ser una muestra o signo de real alegría. Y es que estamos lejos de ser perfectos, y lejos de la valentía que a veces no utilizamos para pedir ayuda cuando la necesitamos y requerimos. Lejos de todo eso porque preferimos encerrarnos en nosotros mismos antes que gritar o susurrar aquello que nos preocupa y nos quita el aliento y nos llena de ansiedad. Yo puedo decir que he llorado en soledad y en compañía. Y aunque en soledad me encuentre protegida porque nadie me observa ni nadie advierte mis sentimientos y sensaciones... en compañía he recibido abrazos que han calmado mucho esa ansiedad que siempre he sentido.
También un día creí que alguien podía quedarse sin lágrimas... pero supongo, que tristemente, no es así... Siempre quedan lágrimas... Y siempre los ojos cambian, y son distintos. Y un día decidimos mirarnos al espejo y nos damos cuenta de cuanto han cambiado, aquel brillo especial nos asombra y asusta a la vez, porque aunque pueda parecer mágico expresa una pequeña parte de ese dolor que nos envuelve por dentro, porque al mirarnos el miedo nos invade al ver como por una parte hemos madurado, pero por otra somos otra vez esos niños pequeños que tenían miedo cuando se apagaba una luz. No quiero seguir así, quiero que mis ojos expresen alegría y felicidad pero, ¿cómo se consigue eso?



-Y tras una intensísima semana de ensayos para la fiesta del colegio, de examenes y de clases interminables.. POR FIN ES SEMANA SANTA! así que empiece la fietsa de una vez, deja que el desfase se apodere de tu cuerpo, no hagas caso del estúpido reloj que marca constantemente las horas, se libre disfruta, vuela hacia donde más quieras y sonríe:)

¿Vale realmente perder la memoria?

¿Cuántas veces hemos deseado borrar un día, un instante, hasta un año de nuestras vidas, borrarlo todo y vaciar nuestra memoria? ¿Cuantas veces deseamos volver a ser niños, vivir todo de nuevo, recuperar lo que se fue o dejar que el tiempo ponga las cosas en su lugar? Algunos, simplemente no esperan nada del tiempo. Da lo mismo regresar o avanzar, simplemente renuncian a que el tiempo continúe su paso, y se marchan con lágrimas y un largo adiós. Si deseáramos ene algún momento perder completamente la memoria y pegarnos a la frase "comenzar de nuevo" ¿Cuántas cosas nos perderíamos? Serían como aquellas cosas que se extravían accidentalmente en una mudanza y luego se extrañan. Perderíamos el calor del primero beso y la sensación de aquel amanecer que fue perfecto. La nostalgia por amores pasados y la inocencia con la que nos entregamos a lo desconocido esa primera vez. Quedarían atrás los amigos que iban a ser eternos, las cartas que nos hicieron llorar, la primera o última vez que vimos a un gran amor, los brazos más cálidos, el día que pensamos que se iba a caer el mundo, el dolor más hermoso la sonrisa más esperanzadora, el nacimiento del sentimiento más puro. ¿En realidad comenzamos una vida nueva o matamos otra llena de bellos recuerdos? Dejamos una vida y un presente que nos da infinitas oportunidades para soñar con un futuro perfecto que no existe o un pedazo de cielo donde no sabemos que nos espera.
¿Vale realmente la pena perder la memoria?



Bien, después de algunos intentos con otros blogs(totalmente fallidos he de decir), me e metido de nuevo en este mundillo, no es que anteriormente haya sido muy buena en esto, basicamente mis anteriores blogs han seguido un mismo patrón, una semana emocionada y actualizando sin parar y fum.. se esfumaron las ganas, espero que este no sea el caso, voi a intentarlo enseiro, aunque no me pilla muy bien con la semana santa de por medio, pero bueno, se hará lo que se pueda. Aún no sé como voi a llevarlo, pero todo se andará :)
Un saludo y espero les gusta la primera actualización.


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