Como siempre llego tarde, mi despertador es muy poca cosa para mí. Después de haberme vestido con unos sencillos vaqueros pitillos, una camiseta verde de boxeador y mis convers blancas, voy corriendo al baño. Mi pelo, como de costumbre últimamente esta perdido así que no hago más que retocarme la coleta con la que dormí anoche.
Salgo de casa con la mochila a cuestas, cuando me alejo lo suficiente de ella tiro la manzana que todas las mañanas pone mi padre para desayunar en una papelera cercana y cojo el autobús en dirección al instituto. Dios, hoy no va a ser un día normal, hoy todas las miradas van a estar pegadas en mí. Yo quería pasar desapercibida desde que me cambié hará un par demeses atrás, no tengo amigos en esta nueva ciudad y sinceramente no es algo que me apene, en el instituto la gente no sabe ni que existo pero hoy... Joder, después de haberme cortado la mano, roto un cristal y desmayado en la enfermería, con la consecuencia de que tuvieron que sacarme en camilla delante de todo el mundo, no es algo que se pueda esconder fácilmente.
Cuando bajo del autobús y entro en el edificio mis peores temores están delante mío. He conseguido que todas las miradas se posasen en mi. Los cuchicheos van en aumento y las preguntas quedan en el aire. A lo lejos veo como Mario se acerca con una sonrisa de oreja a oreja.
-Hey Kat, ¿qué tal estás?- No porfavor, ¡DÉJAME! le grito a nadie en particular. Cuando se acerca me mira la mano vendada y vuelve a sonreir. Me jode ser tan puta, pero lo que menos necesito ahora es alguien encima todo el rato.
-¿Por qué no te vas con tus amigos y me dejas en paz? porque me hayas llevado a la enfermería no significa que tu y yo seamos íntimos, a mi me da igual lo que te pase a ti y a ti te da igual quien sea yo ¿vale?, así que hazme un favor y pírate.
Veo como mis palabras le han dolido, y con el orgullo que caracteriza a todos los hombres alza la cabeza y se va. Pero una última mirada a sus ojos verdes me demuestran todo lo que sienten.
Muy biuen Kat, acabas de despachar a la única persona que se ha preocupado por ti en mucho tiempo, tienes premio. Además, no solo le has herido, sino que le has dejado en ridículo delante de todo el mundo. Con un sentimiento de culpa inosoportable agacho la cabeza y me dirigo a la primera clase de la mañana, y para mi desgracia es arte, es decir, la comparto con Mario.
Me dirigo aun con la cabeza gacha a mi caballete y me siento con cuidado en el pequeño taburete enfrente del cuadro que estoy haciendo. Noto como todas las miradas están fijas en mi, pero la única que me quema de verdad, la única que duele como si me estuviesen traspasando con espadas es la de unos intensísimos ojos verdes. El profesor entra y por fin puedo volver a respirar tranquila, cada uno centra la atención en su cuadro y juro que nunca había estado tan concentrada en el trazo de las líneas del dibujo. Cojo el pincel mas fino que tengo y untándolo en óleo negro empiezo a trazar el contorno del torso de la mujer que estoy pintando. Sin duda, esta es mi asignatura favorita, poder dejar llevar mi imaginación tan alto como quiera y plasmar mis pensamientos en un lienzo, relajar mi cuerpo con cada trazo del pincel, sentir que solo estoy yo en el mundo y que los problemas no existen. Con movimientos lentos y precisos voy terminando los últimos detalles del cuadro y para cuando suena el timbre del final de la clase, el cuadro ya está acabado. Antes de poder levantarme para salir, Don Andrés se acerca a mi y estudia con interés el cuadro. Veo como su entrecejo se frunce y me mira curioso.
-Que cuadro tan.. extraño- su mirada esta clavada en la mía- es hermosom un trazado espectacular, pero es un tanto intrigante, es... ¿Tiene algún significado especial?
Me encojo de hombros con indiferencia y me fijo en el cuadro. En el se puede ver a una chica tumbada en una tabla con un bonito vestido negro que le llega hasta las rodillas, unas sandalias negras sencillas. Su piel es extremadamente blanca y sus labios, pintados de rosa palo, carecen de movimiento. Sé perfectamente quien es la chica del cuadro, sé perfectamente que es lo que e dibujado. Es ella, Elly, la última imagen que tuve de ella antes de ser enterrada.
-No lo sé- digo- lo he hecho sin pensar.
-¿Es alguien conocido?
-Si, era mi mejor amiga.
Mis palabras le sobresaltan y me mira con una nueva curiosidad.
-Valla, lo siento.
-No lo sientes, no te importa, así que dejalo. ¿Puedo irme ya?
-Si, vete.
Sin mirar atrás, recojo la mochila del suelo y salgo de la clase. Como me a entretenido llego tarde a la siguiente clase, así que tengo que correr por los pasillos. Cuando giro la esquina donde está el aula donde doy música, me choco con alguien cayéndome de nuevo al suelo. Joder, parece que esto va a ser costumbre. Me aparto el pelo de la cara y me levanto recogiendo las cosas que se me han caido al suelo.
-Lo siento, no quería molestarte.
Oh tierra trágame. No podria a ver sido otro ¿no? Definitivamente el destino me odia. Esos ojos verdes me miran con acusación, con odio, como si fuese la peor persona del mundo.
-Yo.. no pasa nada, ha sido un accidente.
-¿Debe ser horrible tener que chocarte todos los días conmigo no? Apuesto a que desearías que me hubiese muerto más de una vez.
Puñetazo directamente al estómago. Sus palabras son crueles y destilan veneno, mucho veneno. Duele, sé que fui yo quien le trató mal, pero jode ver como la única persona que te a ayudado te mira con asco.
-No digas eso- dogo mirando fijamente el suelo.
-Oh venga ya, no te hagas la inocente ahora, ya lo has dejado muy claro esta mañana. ¿Sabes? Vas de víctima y de mosquita muerta por la vida pero en realidad eres una puta egoista. Te aprovechas de la gente cuando te sientes mal, cuando estás dévil, pero luego les das la patada como si fuesen trapos viejos que hay que tirar a la basura. No dejas que nadie se preocupe por ti, no dejas entrar a nadie en tu vida, solo les muestras lo indefensa que eres para que se preocupen por ti, pero en el momento de la verdad te encierras en ti misma dándoles un portazo en toda la cara. Pensaba que eras diferente a las demás de por aquí, que tenías un buen corazón y que te podría ayudar, pero ahora me doy cuenta, después de lo de esta mañana, que lo único que quieres hacer es llamar la atención de todo el mundo, para tener a miles de personas fijándose en cada paso que das. Eres peor que todas las adolescentes malcriadas que conozco.
Sus palabras me dejan voquiabierta y noto como las lágrimas acuden a mis ojos, sé que no voy a poder pararlas así que me giro rápidamente y salgo corriendo. Me voi fuera del instituto, no se hacia donde, solo se que necesito aire fresco, necesito respirar y poder quitarme este peso enorme que llevo en el pecho. Eso a dolido, y mucho, ha dejado abierta una nueva herida en mi corazón.